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Decía Bernardo de Chartres que no somos sino enanos, sentados sobre el hombro de gigantes,de modo que podemos ver más y más lejos que ellos, no porque nuestra vista sea más aguda, sino porque nos vemos sobrealzados por su talla colosal.

Juan de Salisbury a Bernando de Chartres, 1159

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¿Cuál será el final del camino, amigo Tulgas?

Desconozco la respuesta a esa cuestión mi Señor, no sé adivinar el futuro pues es incierto. Yo tan solo escribiré aquello que mis cansados ojos me han permitido ver, y transmitiré cómo vivíamos en estos tiempos pasados, o al menos lo intentaré. Y quizás si la veleidosa suerte nos lo permite, aquellos que vengan detrás puedan ver, oír, sentir la voz de la Historia, aunque sea en un susurro, y entonces no contemplarán solamente piedras, o templos, o simples ruinas con musgo…sino que escucharán la voz de los que hicieron una vida en ellas, y junto con ellos volver a sentir, a reír, a llorar y a amar de nuevo. El legado que dejamos es lo que pervive de nuestra esencia y para poder tocarlo es menester ver con los ojos que tuvimos antaño. Porque la Historia, mi señor Rey, es la historia de nosotros mismos.

Hablas mejor que manejas la espada. Sea así, Tulgas, mi buen escriba.

domingo, 7 de febrero de 2016

¿Dónde levantamos el castillo, magister?

A modo de incipit deberíamos localizar el castillo hoy en día por si cuando hagamos nuestro propio camino al andar acabemos desembocando en él.

El Castillo de Loarre se encuentra enclavado en las faldas de las Sierras Exteriores (comúnmente denominado Prepirineo), las cuales nos anuncian el cambio de terreno y clima ya hacia el abrupto norte. Amigo viajero, es probable que a simple vista no se percate de su presencia, pues el castillo se entroniza sobre un peñasco gigante pasando desapercibido a ojos no avezados, pues tal era la idea de los magistri que lo construyeron.

Mucho nevó en el Año de Nuestro Señor de 2011...tanto que casi ni se perfilaba la fortaleza.














Hilando más fino deberá encontrarse en la Provincia de Huesca y en concreto en la  Comarca Hoya de Huesca o la Plana de Uesca tal y como decimos por estos lares. Recorra con calma el camino (para su merced la A-132) que se dirige hacia la magna ciudad de Pompaelo o Pamplona. a no mucho tardar el camino se bifurca a la altura de Esquedas y debe escoger esta nueva senda ( de nuevo para su merced la A-1206) y estese ojo avizor  a su diestra, pues ahí se sienta el castillo, atento vigía de la llanura a sus pies. Detenga su cabalgadura y permítase unos instantes de atónita contemplación de la señera fortaleza. No fuerce mucho el ojo pues es seguro que no me verá sobre la torre, ya que paso el día entre amarillentos pergaminos en el scriptorium.

Plano realizado, sin duda a mano, que le ayudará en su periplo.

A su diestra se entroniza el castillo, vigía atento de la llanura a sus pies.


Ahora viene lo peor del camino, cuando arribe a la villa de Loarre tuerza a su derecha y comience con calma la ascensión hacia la montaña y el castillo, y suba y suba hasta que la fortaleza les quede en el costal diestro de la montura y terminen por rebasarla. Muchas damas y caballeros me expresan su asombro al contemplar la fachada norte, ya que es algo que no se ve todos los días y contrasta con viveza con la cara sur, tan distinta y tan solemne a la vez. Algún día les contaré el porqué el magister lo erigió así, les aseguro que es algo planeado y no fruto de la hidromiel, pero eso es otra historia. . .


Tras vueltas y vueltas podrán dejar sin miedo la cabalgadura en el apeadero y vislumbrar el perfil insinuante de las torres tras los verdes pinos.  No hay que mostrar temor ante la construcción con la que se toparán a su siniestra tras andar unas varas por el camino de acceso, pues me consta que es una fonda de las que llaman modernas, que dispone de viandas y diversos elementos que harán las delicias de los caballeros, damas e infanzones, y sí disponen de espadas de madera para los más atrevidos. . .
Merece la pena detenerse unos instantes, sobre todo tras la ardua cabalgada, y contemplen las vistas con ojos bien abiertos, y con suerte puedan ver, en lontananza, el pico de lo que llamamos el Moncayo cerca de Saraqusta, vuestra Zaragoza.


La vista bien merece un ¡Oh! de asombro, pero es cierto que algunos días la niebla ( y todos los seres míticos que habitan en ella) nos invade impidiendo ver más allá de la muralla. Las noches son heladoras y ensombrecen el espíritu pero algunos días son claros dejando la niebla a nuestros pies. Esto me recuerda que cierto director de cine usó esto para colocar nuestro castillo en tierras francas...pero también es otra historia.

Poco me queda por escribir antes de que sus mercedes me tachen de cascarrabias, únicamente que tardan en enjaezar a los bayos y disponerse para el viaje. Loarre les espera y yo también, siempre que mi edad ( y la conexión a internet) me lo permitan. Y poco a poco iremos descubriendo secretos, desgranando curiosidades y rasgándonos las vestiduras ante algún que otro desagravio.


Un buen amigo, que a seguro es brujo, posee la capacidad de volar y ver cosas que  los demás somos incapaces...el sinuoso camino de llegada, el apeadero para sus monturas y lo que se denomina Centro de Visitantes se muestran en esta extraña pintura.


Y esto me recuerda que he de azuzar el fuego, para que encuentren caliente el hipocrás a su llegada. He dicho.


1 comentario:

  1. Ilustre Tulgas, he tomado nota de las referencias que ofrecéis y se las haré llegar a mi condestable, para que prepare todo lo necesario para el viaje.
    Sin duda, se trata de una fortaleza realmente imponente sobre la roca que la cobija, no me extraña que Vuesa Merced quiera pasar allí también estos fríos días de invierno, ¡qué maravilla!
    Al tiempo que preparo el equipaje para esta peregrinación, espero ansiosa vuestras próximas indicaciones sobre qué conocer dentro de vuestro Castillo. Mientras tanto, vaya preparando ese fuego que promete ser nuestra salvación si la nieve nos pillara en el camino.
    Y ¡pardiez! Qué curioso y extraño a la vez el retrato de su amigo el brujo, ¡pareciere que lo han pintado esos "ciquilines" que sobrevuelan la fortaleza!

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