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Decía Bernardo de Chartres que no somos sino enanos, sentados sobre el hombro de gigantes,de modo que podemos ver más y más lejos que ellos, no porque nuestra vista sea más aguda, sino porque nos vemos sobrealzados por su talla colosal.

Juan de Salisbury a Bernando de Chartres, 1159

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¿Cuál será el final del camino, amigo Tulgas?

Desconozco la respuesta a esa cuestión mi Señor, no sé adivinar el futuro pues es incierto. Yo tan solo escribiré aquello que mis cansados ojos me han permitido ver, y transmitiré cómo vivíamos en estos tiempos pasados, o al menos lo intentaré. Y quizás si la veleidosa suerte nos lo permite, aquellos que vengan detrás puedan ver, oír, sentir la voz de la Historia, aunque sea en un susurro, y entonces no contemplarán solamente piedras, o templos, o simples ruinas con musgo…sino que escucharán la voz de los que hicieron una vida en ellas, y junto con ellos volver a sentir, a reír, a llorar y a amar de nuevo. El legado que dejamos es lo que pervive de nuestra esencia y para poder tocarlo es menester ver con los ojos que tuvimos antaño. Porque la Historia, mi señor Rey, es la historia de nosotros mismos.

Hablas mejor que manejas la espada. Sea así, Tulgas, mi buen escriba.

miércoles, 24 de febrero de 2016

Pero...¿qué es el Castillo de Loarre ahora?

Ésta es sin duda una cuestión que merece un capítulo propio y aunque no soy jurista (¡Dios me libre de ello!) conozco a la pléyade  de estudiosos de la leyes que gravitan en torno a mi rey, allá por las tierras de Iacca donde reposa el trono del Reino. Y aunque son buena gente, las sayas con ricos bordados y sonrisas zalameras me dan siempre en qué pensar...


Como les iba contando es menester que hablemos de leyes, dura lex, sed lex, como dirían los latinos... y cuando se acerquen al castillo tengan en cuenta las vicisitudes por las que ha deambulado en su larga vida. Tiempo después de mi persona, casi mil años a posteriori, el castillo empezará a ser tomado en cuenta y a ser considerado el castillo "gigante". Durante los primeros años del s. XIX, la Real Academia de la Historia y la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando emiten informes favorables para la declaración del Castillo como Monumento Nacional, si bien es de recibo comentar que la primera solicitud provino del párroco de Loarre y del propio Ayuntamiento. En el año de 1906 Anno Domini, el Castillo será declarado Monumento Nacional, y no es tema baladí pues los Monumentos Nacionales representan lugares con un gran valor patrimonial, histórico o arquitectónico, los cuales deben cuidarse y admirarse por igual. Además, durante las siguientes lunas se repararon los vetustos muros exteriores y dependencias internas, pues se encontraban en un ultrajante estado. Si lo hubiera contemplado mi rey, con prontitud hubiese desenvainado su espada, y campo les habría faltado a los albañiles y canteros para correr, pues nunca permitía que las defensas fueran abandonadas a la languidez del tiempo. 





Pero no nos quedemos aquí descansando pues aún queda trecho por recorrer. En el año de 1985 AD, para ser exactos con la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, va a nacer lo que vuesas mercedes conocen como Bien de Interés Cultural (BIC). Un BIC es cualquier inmueble y objeto mueble de interés artístico, histórico, paleontológico, arqueológico, etnográfico, científico o técnico, que haya sido declarado como tal por la administración competente...he tenido que afilar la pluma tras esto. Y yendo un poco más allá, los BIC son harto importantes pues de ellos se dice:

"en el seno del Patrimonio Histórico Español, y al objeto de otorgar una mayor protección y tutela, adquiere un valor singular la categoría de Bienes de Interés Cultural, que se extiende a los muebles e inmuebles de aquel Patrimonio que, de forma más palmaria, requieran tal protección. Semejante categoría implica medidas asimismo singulares que la Ley establece según la naturaleza de los bienes sobre los cuales recae"

Ya escucho la hora nona tañendo en las campanas, he de acabar con premura pues. Unos inviernos después, y ya de manera interna, en el Reino de Aragón ustedes se toparán , además de la Constitución y la ley de Patrimonio Histórico Español, con la definición y protección que del mismo aparece en la Ley 3/1999 de Patrimonio Cultural Aragonés, y según ésta podremos leer:

“El Patrimonio Cultural de Aragón está formado por Bienes Culturales que representan nuestra identidad histórica, artística, cultural y natural. Estos Bienes conforman los elementos que los aragoneses identifican con su pasado, su presente y el legado que deben transmitir a las generaciones futuras como herencia de su cultura. Por esta razón es de gran importancia su protección y conservación en un entorno y con unas condiciones adecuadas, asegurándola a través de diversas medidas, desde la legislación vigente hasta la actuación de los propios ciudadanos.”

Hay que reconocer que los juristas poseen un grafía y dicción que hace que nos sea ameno el leer, gracias a Dios. Como decíamos renglones arriba, aparecen dos categorías de protección para aquellos bienes relevantes que no reúnen las condiciones para ser declarados Bien de Interés Cultural: Bienes Catalogados y Bienes Inventariados. Estas categorías nos darán un régimen especial de conservación y protección, que trata de salvaguardar todo ello para que el conjunto de los pobladores y gente de allende  las fronteras puedan disfrutarlo y asombrarse ante ellos.

Por otra parte, el acceso a los Bienes Culturales permite la integración de las gentes con su propio patrimonio, su historia y la naturaleza. Es clave para el devenir de los tiempos que hagan uso del entorno y de los Bienes Culturales con respeto. Las zonas despobladas o de escasos recursos monetales hallan en el conjunto de su patrimonio cultural (bienes culturales, rutas y parques culturales, gastronomía, etc.) la fuerza motivadora y el bienestar junto a un reconocimiento de su mejor tradición, que en este caso concreto fue la mía. . .

Sinceramente, de leyes ya tengo la cabeza llena, y no querría aburrirles en demasía pues para ello ya tengo al intendente de impuestos con sus chanzas y quebraderos de cabeza. Al igual que los guardias miman y cuidan sus cotas de malla y sus lanzas, nosotros debemos mimar lo que los antiguos nos han legado, pues al final de los tiempos seguro que me encuentro con que las piedras hablarán y nos contarán su historia. . .

El gruñido del rey me ha alertado de su presencia sobre mi hombro cotilleando mis líneas, absorto que estaba uno,  y me "ha aconsejado" que estaría bien que sus mercedes supieran de la grandeza de este castillo, de cómo era en su gloria y del esplendor de no se qué...reconozco que no me he enterado de más pues se alejaba por el pasillo farfullando y hablando solo. Ahora hay que reposar también el cuerpo, pues la mente ya la hemos cansado, y mañana por la mañana prepararemos más tinta.






domingo, 7 de febrero de 2016

¿Dónde levantamos el castillo, magister?

A modo de incipit deberíamos localizar el castillo hoy en día por si cuando hagamos nuestro propio camino al andar acabemos desembocando en él.

El Castillo de Loarre se encuentra enclavado en las faldas de las Sierras Exteriores (comúnmente denominado Prepirineo), las cuales nos anuncian el cambio de terreno y clima ya hacia el abrupto norte. Amigo viajero, es probable que a simple vista no se percate de su presencia, pues el castillo se entroniza sobre un peñasco gigante pasando desapercibido a ojos no avezados, pues tal era la idea de los magistri que lo construyeron.

Mucho nevó en el Año de Nuestro Señor de 2011...tanto que casi ni se perfilaba la fortaleza.














Hilando más fino deberá encontrarse en la Provincia de Huesca y en concreto en la  Comarca Hoya de Huesca o la Plana de Uesca tal y como decimos por estos lares. Recorra con calma el camino (para su merced la A-132) que se dirige hacia la magna ciudad de Pompaelo o Pamplona. a no mucho tardar el camino se bifurca a la altura de Esquedas y debe escoger esta nueva senda ( de nuevo para su merced la A-1206) y estese ojo avizor  a su diestra, pues ahí se sienta el castillo, atento vigía de la llanura a sus pies. Detenga su cabalgadura y permítase unos instantes de atónita contemplación de la señera fortaleza. No fuerce mucho el ojo pues es seguro que no me verá sobre la torre, ya que paso el día entre amarillentos pergaminos en el scriptorium.

Plano realizado, sin duda a mano, que le ayudará en su periplo.

A su diestra se entroniza el castillo, vigía atento de la llanura a sus pies.


Ahora viene lo peor del camino, cuando arribe a la villa de Loarre tuerza a su derecha y comience con calma la ascensión hacia la montaña y el castillo, y suba y suba hasta que la fortaleza les quede en el costal diestro de la montura y terminen por rebasarla. Muchas damas y caballeros me expresan su asombro al contemplar la fachada norte, ya que es algo que no se ve todos los días y contrasta con viveza con la cara sur, tan distinta y tan solemne a la vez. Algún día les contaré el porqué el magister lo erigió así, les aseguro que es algo planeado y no fruto de la hidromiel, pero eso es otra historia. . .


Tras vueltas y vueltas podrán dejar sin miedo la cabalgadura en el apeadero y vislumbrar el perfil insinuante de las torres tras los verdes pinos.  No hay que mostrar temor ante la construcción con la que se toparán a su siniestra tras andar unas varas por el camino de acceso, pues me consta que es una fonda de las que llaman modernas, que dispone de viandas y diversos elementos que harán las delicias de los caballeros, damas e infanzones, y sí disponen de espadas de madera para los más atrevidos. . .
Merece la pena detenerse unos instantes, sobre todo tras la ardua cabalgada, y contemplen las vistas con ojos bien abiertos, y con suerte puedan ver, en lontananza, el pico de lo que llamamos el Moncayo cerca de Saraqusta, vuestra Zaragoza.


La vista bien merece un ¡Oh! de asombro, pero es cierto que algunos días la niebla ( y todos los seres míticos que habitan en ella) nos invade impidiendo ver más allá de la muralla. Las noches son heladoras y ensombrecen el espíritu pero algunos días son claros dejando la niebla a nuestros pies. Esto me recuerda que cierto director de cine usó esto para colocar nuestro castillo en tierras francas...pero también es otra historia.

Poco me queda por escribir antes de que sus mercedes me tachen de cascarrabias, únicamente que tardan en enjaezar a los bayos y disponerse para el viaje. Loarre les espera y yo también, siempre que mi edad ( y la conexión a internet) me lo permitan. Y poco a poco iremos descubriendo secretos, desgranando curiosidades y rasgándonos las vestiduras ante algún que otro desagravio.


Un buen amigo, que a seguro es brujo, posee la capacidad de volar y ver cosas que  los demás somos incapaces...el sinuoso camino de llegada, el apeadero para sus monturas y lo que se denomina Centro de Visitantes se muestran en esta extraña pintura.


Y esto me recuerda que he de azuzar el fuego, para que encuentren caliente el hipocrás a su llegada. He dicho.