Yo les propongo otro juego , no de azar o estrategia , sino de voluntad y destino. Cuando recorran los pétreos muros de la eterna fortaleza se vuelvan un Tulgas más , vean con mis (sus) ojos las estancias , vivan con mis (sus) sentidos las sensaciones de las gentes de otras épocas y sientan lo que nosotros (ustedes) sentíamos en nuestro tiempo. La Historia es la historia de la humanidad y cuando caminen por el castillo pierdan su "yo" de estos tiempos por mor de vivir en otra época con su "yo" medieval. Y si no lo consiguen, que su "yo" del ahora cierre los ojos , pose la mano sobre un sillar e inspire profundamente . . . y es posible que cuando abran los ojos de nuevo puedan ser mudos testigos del vaivén de recios soldados , de damas con vestidos bordados de vivos colores , labriegos acarreando gavillas de trigo y cebada y con suerte , contemplar al Señor del Castillo y Rey , un Sancho o un Ramiro , asomándose por el cadalso de la torre mientras sopla el viento del norte . . .
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Decía Bernardo de Chartres que no somos sino enanos, sentados sobre el hombro de gigantes,de modo que podemos ver más y más lejos que ellos, no porque nuestra vista sea más aguda, sino porque nos vemos sobrealzados por su talla colosal.
Juan de Salisbury a Bernando de Chartres, 1159
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¿Cuál será el final del camino, amigo Tulgas?
Desconozco la respuesta a esa cuestión mi Señor, no sé adivinar el futuro pues es incierto. Yo tan solo escribiré aquello que mis cansados ojos me han permitido ver, y transmitiré cómo vivíamos en estos tiempos pasados, o al menos lo intentaré. Y quizás si la veleidosa suerte nos lo permite, aquellos que vengan detrás puedan ver, oír, sentir la voz de la Historia, aunque sea en un susurro, y entonces no contemplarán solamente piedras, o templos, o simples ruinas con musgo…sino que escucharán la voz de los que hicieron una vida en ellas, y junto con ellos volver a sentir, a reír, a llorar y a amar de nuevo. El legado que dejamos es lo que pervive de nuestra esencia y para poder tocarlo es menester ver con los ojos que tuvimos antaño. Porque la Historia, mi señor Rey, es la historia de nosotros mismos.
Hablas mejor que manejas la espada. Sea así, Tulgas, mi buen escriba.
viernes, 27 de noviembre de 2015
A modo de presentación...
Yo les propongo otro juego , no de azar o estrategia , sino de voluntad y destino. Cuando recorran los pétreos muros de la eterna fortaleza se vuelvan un Tulgas más , vean con mis (sus) ojos las estancias , vivan con mis (sus) sentidos las sensaciones de las gentes de otras épocas y sientan lo que nosotros (ustedes) sentíamos en nuestro tiempo. La Historia es la historia de la humanidad y cuando caminen por el castillo pierdan su "yo" de estos tiempos por mor de vivir en otra época con su "yo" medieval. Y si no lo consiguen, que su "yo" del ahora cierre los ojos , pose la mano sobre un sillar e inspire profundamente . . . y es posible que cuando abran los ojos de nuevo puedan ser mudos testigos del vaivén de recios soldados , de damas con vestidos bordados de vivos colores , labriegos acarreando gavillas de trigo y cebada y con suerte , contemplar al Señor del Castillo y Rey , un Sancho o un Ramiro , asomándose por el cadalso de la torre mientras sopla el viento del norte . . .